La actividad se desarrolló en un espacio de diálogo y análisis constructivo basado en las lecciones y aprendizajes que dejan al sector empresarial algunos episodios de corrupción y fraude ocurridos en empresas y organizaciones.
Extraer lecciones y aprendizajes de los escándalos y fallas éticas corporativos y encontrar vías para recuperar la confianza entre el empresariado y la ciudadanía fueron los objetivos centrales del seminario internacional “Escándalos empresariales en primera persona, volver a ponerse de pie”, organizado por Transelec, Fundación Generación Empresarial y revista Qué Pasa.
El ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, quien abrió la actividad, valoró el seminario y afirmó que “cuando un mercado funciona bien, se genera un círculo virtuoso de confianza y crecimiento”, pero fue claro en señalar también que “hoy el sistema político tiene menos capacidad para procesar y encauzar las soluciones a los problemas y, evidentemente, este ambiente de crispación tiene efectos en la economía”. Por lo anterior, hizo un llamado a “recuperar la confianza de los ciudadanos”.
El evento también contó con los expositores internacionales, Aaron Beam, ex CFO de la compañía HealthSouth Corp., y Alexander Proels, Compliance Officer para las Américas de Siemens, quienes dieron cuenta de sus experiencias corporativas y qué lecciones sacaron de ellas.
Al relatar lo vivido, Beam -quien estuvo involucrado en uno de los mayores fraudes contables de Estados Unidos- afirmó que si bien se vio impulsado a hacer algunos movimientos contables impropios, “debería haber tenido la valentía para decir que no lo haría, pero no me atreví”. Al tiempo que añadió que los fraudes siempre parten por algún tipo de presión, ante lo cual hay que buscar las soluciones, como “tomar conciencia de lo que se está haciendo, recordarse a sí mismo el peligro que conllevan estas conductas y construir una cultura de compliance (cumplimiento) al interior de las empresas”.
Por su parte, Proels relató el escándalo de corrupción que vivió Siemens y cómo la compañía lo revirtió. Para ello, explicó, fue necesario implementar un riguroso programa de compliance, declarar qué se espera de las personas y capacitarlos en su integridad. “Con ello, volvimos a ser socios confiables para nuestros clientes”. No obstante, el proceso no termina allí. “Siempre hay que estar fiscalizando el cumplimiento; cada caso, cada proceso; hay que ser muy riguroso”.
Andrés Kuhlmann, gerente general de Transelec, manifestó que la tendencia actual de las empresas es a invertir en estas herramientas de compliance. Sin embargo, señaló que para producir el cambio cultural que la sociedad nos exige a las empresas es necesario el convencimiento de la alta gerencia y un liderazgo que permita diseminar las conductas éticas. El ejecutivo agregó que la clave está en “poner muchas fichas en la prevención, ya que se mitigan los costos de un fraude”, y que para ello, “el liderazgo transversal en una compañía es absolutamente clave”.
En tanto, Ramiro Mendoza, ex Contralor General de la República y actual decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Adolfo Ibáñez, destacó que “no cuesta nada hacer la medida administrativa, pero hay que cumplirla” y, además, señaló que “las sanciones ejemplares en el mundo de la empresa están en la efectividad de una multa bien puesta”. Finalmente, recomendó “estar alerta a mediano y largo plazo y establecer las medidas profilácticas tanto en las empresas como en el Estado”.
En esa misma línea, Paula Valenzuela, gerente de Fundación Generación Empresarial, llamó a las empresas a hacer más acción social y también “hacer bien su pega”.