Uno de los lugares reconocidos a nivel nacional por la producción de vinos es la zona de Colchagua, en la Región de O’Higgins. Utilizando esta atractiva característica, un grupo de 19 pequeños viñateros quiso darle un valor agregado a su actividad productiva, generando un nuevo modelo de gastronomía típica como complemento a la actividad vitivinícola bajo los principios de la certificación Fair Trade.
La iniciativa —apoyada por la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), a través del concurso Valorización del Patrimonio Agrario y Agroalimentario— ha obtenido importantes resultados como la implementación de la ruta del vino comercio justo, permitiendo transmitir una nueva imagen de la Red del Vino, en términos de la construcción de un turismo sustentable, cultural y gastronómico.
Además con la información recabada de los propios productores, se ha contribuido en sustentar la historia como base del producto turístico y gastronómico, traspasando a la empresa todos los años de historia de los productores como eje estratégico de su consolidación, potenciando no solo la oferta turística de la empresa sino también todas sus unidades de negocio.
Se construyeron tres quinchos temáticos, se ha implementado la ruta a través de tótem con identidad cultural generada del levantamiento histórico. El objetivo fue establecer la calidad como un factor diferenciador dentro de las actividades realizadas.
“Este proyecto ha significado para Red del vino Colchagua poder desarrollar una oferta cultural propia, generar desarrollo local, agregando valor a las tradiciones y costumbres campesinas del valle de Colchagua, que es la misión que tenemos como organización. Estamos muy orgullosos de sumar a nuestra oferta turística actual esta nueva fase de tradiciones gastronómicas” indicó el coordinador de la iniciativa y gerente de la red, Rodrigo Valenzuela.
Por otra parte, el haber constituido la ruta del vino de los pequeños productores incentivó a que más productores de la empresa se motivaran a desarrollar vinos, generando una oferta más amplia en términos de alternativas turísticas a visitar como una mayor oferta en variedades de vinos que ofrece la ruta.
Una red integral
Fundamental también ha sido la capacitación de las señoras de los socios de la Red del vino en gastronomía, que han permitido involucrar a todo el entorno, así como la información de flora y fauna recogida de los viñedos de los productores, que ha logrado posicionar a la ruta turística como una alternativa más sustentable y ecológica, fortaleciendo la imagen de comercio justo de la empresa para potenciar otras unidades de negocio, logrando con ello desarrollar un complemento entre turismo cultural enológico y su gastronomía.
Otros logros alcanzados fue lograr la vicepresidencia de la Cámara de turismo de Colchagua, generando una participación más activa en el rubro turístico, apoyando actividades de difusión turística en la zona, recibiendo a delegaciones extranjeras y participando en la planificación estratégica de esta.
Además a través de la vicepresidencia de la Coordinadora de la asociación Chilena de comercio justo, han logrado ser un actor relevante en el desarrollo gremial del comercio justo en Chile, interactuando con organizaciones como la Coordinadora Latinoamericana y del Caribe de Pequeños Productores CLAC, estandarizando políticas de precio mínimos en el rubro vitivinícola, y generando acciones de promoción.
Al respecto el ejecutivo de innovación agraria de FIA, Robert Giovanetti, señaló que “esta iniciativa ha sido muy exitosa y ha tenido un gran impacto para los agricultores, ya que su enfoque permitió incluir a la agricultura familiar campesina completa. Sus resultados han sido exitosos al crear un nuevo servicio de turismo enológico para potenciar la venta de vinos con certificación Fair Trade y dar espacio a alternativas más económicas de las que actualmente existen en las rutas del Valle de Colchagua, ofreciendo a los visitantes la oportunidad de conocer el proceso de manejo y recolección de la uva, además de la experiencia de los propios viñateros que han dedicado su vida a esta labor”.
Turismo enológico ha sido la clave para los pequeños viñateros de Colchagua