Este mundo moderno nos lleva cada día a vivir más rápido. El avance tecnológico y las comunicaciones nos llevan permanentemente a pensar que el futuro cada vez se nos viene encima más rápido y debemos estar atentos para no quedarnos atrás. Pero, ¿será esa la forma en la que queremos vivir?
Muchos filósofos de la historia han llegado a la conclusión de que el fin del Ser humano es la Felicidad, pero esta vida tan rápida y carente de propósitos verdaderos y trascendentes cada vez nos está alejando más de esta Felicidad. Ya no disfrutamos del camino, solo queremos llegar a nuestro destino, aunque no sepamos cuál es o dónde queda.
Por este motivo es muy importante, cada cierto tiempo, hacer un alto en el camino, respirar profundo, ver el sendero recorrido y tratar de rescatar todos aquellos elementos que nos daban sentido a la vida, que nos llenaban de alegría, que nos daban un propósito. Con ellos podemos trazar un nuevo rumbo que nos ayude a alcanzar los objetivos sin dejar a nadie a un lado.
Uva País: Recuperar del pasado la variedad de uva más antigüa de Chile
Precisamente este deseo de mirar al pasado para poder avanzar hacia el futuro llevó a Miguel Torres Chile a poner su atención en aquellas zonas viníferas y variedades que habían sido las primeras en cultivarse en el país, pero que, por el ingreso de variedades nobles europeas y por terruños más fértiles, han quedado relegadas a la producción de vinos artesanales o de muy baja calidad.
Así nació el proyecto de Rescate de Variedades Ancestrales, siendo su primer exponente el Estelado Rosé, un espumante elaborado con Uva País en el Secano Interior. La idea surgió de la intención de mejorar la calidad de vida de aquellos pequeños productores de la zona, sin acceso a riego y muy poco tecnificados. Hoy, gracias a la experiencia enológica y el decidido apoyo de cada uno de estos agricultores, hemos logrado conseguir uno de los mejores espumantes de Chile. Sin duda un triunfo para la viticultura nacional y para aquellos productores que ven en el horizonte un futuro más justo.
Posteriormente el foco fue centrado en la zona vitivinícola más antigua de Chile, el Valle del Itata. Cuenta la historia que es en esta zona donde los Jesuitas plantaron las primeras vides traídas del continente Europeo con el fin de producir el vino de misa que necesitarían para sus liturgias. Estas parras se proliferaron y permanecieron en Chile con la denominación de uva Criolla o simplemente País. Además, en esta zona podemos encontrar otras variedades de larga data como el Cinsault, Carignan y el Moscatel, todas cepas que, con el tratamiento cultural adecuado y un proceso enológico dedicado, pueden llegar a producir grandes vinos de calidad internacional. De esta forma subimos la categoría de estas uvas, mejorando su precio y por ende la vida de quienes la producen, colaborando desde el mundo privado a romper el círculo de la pobreza y la siempre preocupante migración de los jóvenes a las grandes ciudades.
En resumen, siempre es importante detenerse en el camino y volver por nuestros pasos, lo que en astronomía se conoce como Retrogradación, para aprender del pasado y tomar nuevo impulso para seguir al futuro, con nuevos bríos y con la sabiduría que nos da el camino recorrido.
Recuperar del pasado la variedad de uva más antigüa de Chile