Con el comienzo del siglo XXI, las democracias del mundo occidental han comenzado a cambiar definidamente su “forma de hacer política”. El internet y las nuevas tecnologías han ampliado los flujos de información, promoviendo la transparencia y la participación ciudadana en los asuntos públicos. Ello ha generado el empoderamiento del ciudadano común quien en tiempos pasados no contaba con oportunidades y plataformas para hacer escuchar su voz.
Esta columna fue originalmente publicada en el blog Ciudades Emergentes y Sostenibles del Banco Interamericano de Desarrollo BID.
Consecuentemente, los gobernantes han tomado nota de ello y poco a poco han ajustado su forma de diseñar políticas públicas para involucrar a la ciudadanía. ¿Qué mejor que pedirles a los propios ciudadanos retroalimentación sobre cuáles son los problemas urbanos más urgentes? ¿Cómo no considerar crítico el puntaje que los habitantes de una ciudad le brindan a cada uno de los bienes públicos que reciben?
El Programa de Ciudades Emergentes y Sostenibles (ESC) del BID ha construido su metodología de intervención con base en el ser humano como actor central. Continuamente repetimos que queremos “ciudades para las personas,” por lo que al aplicar nuestra metodología en las más de 70 ciudades en las que estamos trabajando, tomamos el resultado de las encuestas de opinión pública como uno de los inputs más importantes. Estas encuestas contienen más de 100 preguntas sobre temas urbanos tales como cambio climático, competitividad económica y gobernabilidad.
Ahora bien, más allá de la importancia de las encuestas para conocer de primera mano la opinión de los ciudadanos ¿qué tal si pudiéramos compararlas entre sí?¿Y si además pudiéramos saber cómo se compara la percepción de los ciudadanos que viven en ciudades intermedias con aquellas de los habitantes de las megaciudades (más de 2 millones de habitantes)?
Ese fue el desafío y es hoy el principal valor agregado de “Voces Emergentes,” un estudio que recoge las percepciones de los ciudadanos de 25 ciudades intermedias y 5 megaciudades de América Latina y el Caribe. A partir de su cobertura geográfica, estas encuestas “vocalizan” la opinión de al menos 85 millones de habitantes de la región. Este análisis permite identificar una serie de diferencias y puntos en común en la calidad de vida de las megaciudades y de las ciudades intermedias.
Calidad de Vida en América Latina: Percepción en Megaciudades vs. Ciudades Intermedias
El análisis de los datos provenientes de las encuestas permite crear un ranking de las prioridades de las ciudades de la región, el cual hemos denominado Índice de Peso Intersectorial. Este índice revela que la seguridad, la salud y la movilidad son las principales preocupaciones de los ciudadanos, sin importar el tamaño de su ciudad. Sin embargo, se observan algunas diferencias entre las ciudades intermedias y las megaciudades:
- A pesar de ser la prioridad número uno en todas las ciudades, la percepción de seguridad es superior en ciudades intermedias donde 28% de los encuestados reportan que se sienten seguros caminando solos por las noches, en relación a un 16,4% en las megaciudades.
- Para quienes viven en ciudades intermedias, la principal prioridad es la calidad de los servicios de infraestructura básica tales como agua, saneamiento y vivienda. Pero para quienes viven en megaciudades, la principal prioridad son los temas relacionados a la gestión de la ciudad, tales como transparencia, participación ciudadana y la modernización de la gestión pública.
Los datos también permitieron desarrollar el Índice de Satisfacción de Vida Urbana (ISVU) el cual compara el nivel de satisfacción de los ciudadanos con relación a los bienes o servicios públicos que reciben en una escala de 0 a 10 puntos. Este índice también revela diferencias entre las ciudades intermedias y las megaciudades:
- Las ciudades intermedias tienen un valor superior (6,1 puntos) que las megaciudades (5,7 puntos), en otras palabras, los ciudadanos en ciudades intermedias expresan un mayor grado de satisfacción ante los servicios públicos. Por ejemplo, en ciudades intermedias los ciudadanos califican mejor el transporte público (6,2 puntos) que en las megaciudades (5,4 puntos).
- La percepción de la inequidad es superior en ciudades intermedias que en las megaciudades. El 35,5% de los encuestados en las megaciudades, y el 24,9% en las ciudades intermedias declaran que sus ingresos no resultan suficientes y tienen dificultades para cubrir sus necesidades familiares.
A partir de insights como estos, la publicación “Voces Emergentes” es un instrumento valioso para el diseño de políticas públicas pues permite comprender con mayor claridad cuáles son las expectativas de los ciudadanos de la región, a fin de poder validar sus necesidades y priorizar la asignación de recursos por parte de gobiernos sub-nacionales, sector privado e instituciones de desarrollo.