A través del Programa de Apoyo al Emprendimiento e Innovación (PAEI) del Comité Desarrollo Productivo Biobío se realizó un trabajo de 12 meses con tres comunidades pehuenches de la comuna de Santa Bárbara, beneficiando a más de 50 pequeños artesanos y agricultores.
A treinta minutos de Santa Bárbara, en el sector cordillerano, se encuentra la comunidad Los Guindos, compuesta actualmente por 40 miembros, muchos de los cuales arribaron a este sector el año 2005, provenientes de Alto Bío Bío mediante un programa de reubicación ejercido por la Conadi durante esos años.
Cambio que les obligó a modificar su fuente de ingresos, muchos de ellos pasando de recolectores de frutos o piñones a pequeños agricultores y artesanos. Misma situación que enfrentaron los miembros de las comunidades Los Naranjos (o Mongen Mapu) y Rinconada, todos quienes forman parte de un inédito programa de emprendimiento ejecutado en esta provincia de la región.
Se trata de un Programa de Apoyo al Emprendimiento y la Innovación que trabajó directamente con 50 miembros de estas comunidades, con el objetivo de “ir desarrollando en la provincia una acción que aborde el trabajo colectivo y que ponga en valor su cultura, su arte, y puedan generar a través de ello un negocio sustentable a largo plazo que les permita contribuir a la economía familiar”, indica Juan Mardones, Director Ejecutivo del Comité Desarrollo Productivo Biobío.
A esto, el Director Ejecutivo añade que el trabajo “es parte de una focalización con las provincias y que esperamos pueda seguir incluyendo a miembros de pueblos originarios”. Las actividades que fueron parte del programa ejecutado por Copeval Desarrolla, incluyeron la transferencia de habilidades y conocimientos de marketing, modelos de negocio y la generación de productos con un sello étnico, todo a través de la colaboración entre los miembros de las distintas comunidades.
Leonardo Arros, Coordinador del proyecto, explica que “buscamos el empoderamiento de las comunidades de Santa Bárbara a través de la colaboración, generando emprendimientos asociativos que les permitan tener volúmenes de productos para así acceder a otros mercados”.
Entre los productos que habitualmente las comunidades trabajan, hay una clara vocación por los tejidos a la usanza antigua, con telares y una serie de técnicas originarias del pueblo mapuche.
Emprendimientos pehuenches
Esta iniciativa del Gobierno fue valorada por los participantes, quienes agradecieron el apoyo. Juana Suárez de la comunidad Los Naranjos sostuvo que “ahora nos están apoyando y antes no teníamos donde acudir, por eso doy gracias al Cha Chau (Dios mapuche) porque nos toman mucho en cuenta ahora y nos están enseñando para trabajar”.
Verónica Narváez Huechecal, de la comunidad Los Guindos, lleva toda una vida en el arte de los tejidos. Aprendió la técnica con sus ancestros y elabora carteras, adornos, correcaminos, chalecos, varios de ellos ocupando bastidores y el tradicional huitral, técnica propia de su pueblo.
“Mi trabajo de artesanía me da muchos productos que vendo, me gusta mucho y tiene que ver con mi origen mapuche. En el proyecto nos han dado muy buenas ideas para seguir desarrollando el trabajo y no sólo con nosotros sino también con huincas que están en el taller”.
Y es que en estos grupos compuestos por más de cincuenta beneficiarios se dio una situación particular, ellos mismos optaron por invitar a tres “huincas”, como denominan a nacionales que no son parte de su etnia. Una de ellas es Palmenia Montoya, quien ha podido compartir de cerca con las comunidades y aprender de sus técnicas de tejido.
“He aprendido varias cosas, por ejemplo a armar un chaleco que yo lo hacía de otra manera y ahora lo sé de otra, porque ellas tienen otra técnica”, cuenta Palmenia.
La intención es seguir replicando este tipo de programas con pueblos originarios y que las comunidades puedan seguir trabajando de forma asociada para generar nuevos proyectos y con ello, otras fuentes de ingreso.
Inédito programa con comunidades pehuenches busca fortalecer el emprendimiento