Biofiltro tiene 129 plantas para tratar aguas residuales, y está presente en seis países, una de ellas Estados Unidos, específicamente en el condado de Mendocino de California.
En el siglo XIX, Charles Darwin ya reconocía la importancia de los gusanos para la humanidad, y en la actualidad la industria del vino en Estados Unidos es una de las beneficiadas por esta especie, que a través de la empresa chilena Biofiltro ayuda a salvar el vino de la zona de California por la sequía.
El tratamiento consiste en contenedores de cemento con varias capas, en las cuales se instalan piedras de río y virutas de madera, mientras que en la capa de la superficie hay gusanos y bacterias (caben 12 mil por cada 0,7 metro cúbico). Con este sistema las aguas residuales quedan bloqueadas y las consumen las lombrices, que descomponen los elementos contaminantes y el agua resultante se reutiliza para el riego.
Biofiltro tiene 129 plantas para tratar aguas residuales, y está presente en seis países, una de ellas Estados Unidos, específicamente en el condado de Mendocino de California, donde la empresa vinícola Fetzer Vineyards es la primera en incorporar el sistema chileno, especialmente en una región golpeada desde hace cuatro años por una severa sequía.
El fundador de Biofiltro, Alex Villagra, asegura que “en un principio nos dedicamos al tratamiento de aguas residenciales en Estados Unidos, pero después fuimos estudiando otro tipo de industrias hasta que supimos de la sequía en California. Decidimos actuar en esta zona ante la necesidad de ayudar con innovación, ya que la producción de cada copa de vino requiere 53 litros de agua”.
La empresa Biofiltro, además, se dedica a explorar constantemente nuevos rubros, y actualmente funciona en los procesos de industrias como las de productos lácteos y procesamiento de alimentos.