Con la idea clara de buscar un sistema que los ayudara a abaratar costos, en 2013 cabañas “Pewma” postuló a un proyecto de eficiencia energética de Corfo, iniciativa que les permitió reconvertirse y utilizar un sistema de caldera en base a pellet, lo que les significó no solo disminuir el nivel de contaminación del recinto, sino también reducir el costo de energía en un 75%.
“Es cierto que la inversión inicial en comprar una caldera es alta, pero se recupera. Mi costo de energía en la temporada sobrepasaba el $1.400.000 (…) si gastara lo mismo que desembolso usando leña, igual estoy ganando en comodidad, en limpieza y en descontaminar”, dijo Luis Brañas.
Experiencia pionera en Biobío
Si en 2008, la demanda de pellet bordeaba las cinco mil toneladas anuales, en la actualidad el consumo aproximado de este tipo de combustible supera las 30 mil toneladas por año, de acuerdo a un estudio de la Unidad de Desarrollo Tecnológico de la Universidad de Concepción. De las casi 30 empresas dedicadas a la producción y distribución de pellet en el país, un porcentaje importante se ubica en la Región del Bío Bío. Es así como Andes Biopellet, Propellet Chile y Ecomas, son los mayores oferentes de pellet en Chile, siendo esta última firma- perteneciente al Grupo Promasa- la que tiene una de las mayores participaciones de mercado.
Felipe Salazar, Gerente General de Ecomas, no solo asegura que el pellet es el combustible del futuro, sino también explica que el éxito de la firma, con 10 años de experiencia, radica en la integración vertical de la empresa.
“El modelo ha funcionado gracias a que hemos invertido en la punta de la venta y hemos logrado introducir el combustible gracias a que somos dueños de la materia prima, es decir, podemos dar seguridad en el suministro a todos nuestros contratos al no depender de terceros. Para poder tener estabilidad en tu producción tienes que tener los clientes y nosotros hemos invertido en ellos, financiando o bien entregando equipos en comodato”, dijo Salazar.
En medio del “boom” de la industria del pellet, el angelino Fernando Rojas, se atrevió a impulsar el proyecto Proenergy. La experiencia ha sido exitosa ya que la empresa distribuye este tipo de energía limpia, renovable y 100% natural, a clientes desde Arica a Puerto Montt.
“Partimos de un producto verde, húmedo, que es el “chip pulpable descortezado”, libre de contaminantes externos porque viene directo del bosque a nuestra planta. Esto es una ventaja, porque cuando compras aserrín, desconoces muchas veces su procedencia y por ende, no sabes si tiene contaminantes o no. El producir pellet a partir de chips pulpable no solo permite tener trazabilidad de nuestro producto, sino también garantizar un pellet premiun; el mejor de la industria para la estufa o caldera”, explica el gerente general de Proenergy.
Actualmente, la firma desarrolla tres tipos de pellet, con una variedad industrial que tiene un 15% más de calorías que el producto domiciliario, dada su composición Pino-Eucaliptus. Es el denominado “pellet premiun industrial”, que concentra el mayor porcentaje de distribución de las 24.000 toneladas anuales de pellet que produce la empresa angelina.
Leña versus pellet
A mediados de 2015, el Gobierno no solo declaró como “zona saturada” de contaminación al Gran Concepción. También sumó a la intercomuna Chillán – Chillán Viejo y Los Ángeles como parte de las 14 ciudades donde se trabajarán planes de descontaminación por estar expuestos a altos niveles de contaminación.
Una de las grandes dificultades que ha debido enfrentar la autoridad es convencer a la población para que opte por leña seca y certificada y privilegie otro tipo de fuentes de calefacción. Aquí el uso de estufas a combustión lenta emerge como una ventajosa solución si se compara con la utilización de estufas eléctricas o a gas. En este escenario el uso de calderas y estufas a pellet aparece como una solución que al mediano plazo podría arrebatarle el sitial que mantienen los dispositivos a combustión lenta.
Sin embargo, la creciente industria del pellet ha debido enfrentar vicisitudes. La falta de retroalimentación entre las empresas distribuidoras de estufas domiciliarias y calderas industriales, con las firmas productoras, provocó que en 2014 la masiva venta de estos productos causara una falta de stock de pellet para su comercialización. El año anterior, la realidad era completamente opuesta.
“El 2014 específicamente se produjo un quiebre de stock importante, nosotros calculamos que fueron entre cinco mil y siete mil toneladas las que faltaron. Como es un mercado nuevo y en evolución, los desajustes entre la oferta y la demanda son parte de este proceso, lo que no podemos permitir es que esto vuelva a suceder”, sostiene el gerente Ecomas.
Para Salazar, el pellet debe ser parte de la matriz primaria y una alternativa limpia de combustible que para mantenerse en el tiempo y seguir fortaleciendo a la industria tiene que “existir una vitrina que permita al pellet posicionarse, una asociación gremial en que puedan mostrarse los importadores de equipos y los productores de pellets, que se hable de precios, de distribuidores, de las calidades, de las normas, etc.”, apunta.
La secretaria regional ministerial (Seremi) de Energía, Carola Venegas, destaca que el nivel de desarrollo del pellet en la Región del Biobío es uno de los más altos del país. “Tenemos emplazadas en esta zona las principales plantas desarrolladoras de pellet y, claramente, es el lugar donde se desarrolla la industria remanufacturadora de madera, que es la socia ideal para este tipo de desarrollo de energía”, subraya.
Indica que si bien hoy existe una matriz de calefacción muy poco variada, llegando en algunas ciudades de la región a constituir más del 95% de la calefacción a través de leña, “la posibilidad de que el pellet, siendo un energético estandarizado con un poder calorífico interesante y además con una baja humedad, por lo tanto un mejor desempeño en la combustión, pueda integrarse dentro de la oferta y permita tener mayor diversidad para nosotros será uno de los ejes promotores. Este año vamos a ejecutar la política de calefacción y leña y en ese sentido está previsto también el incentivo y mayor difusión para el pellet”.
Disponer de una estufa a pellet en promedio representa un costo superior a los 500 mil pesos, la inversión, con el paso de los años, se recupera. A nivel comparativo, este tipo de biomasa contamina 27 veces menos que la leña.
Es justamente este mensaje el que hace más de un año asimiló el empresario angelino Felipe Castillo, quien optó por invertir en la adquisición de dos estufas a pellet para calefaccionar su nueva casa. Castillo, quien hasta hace un tiempo privilegiaba el uso de los sistemas a combustión lenta no solo destacó el ahorro cercano al 20% por concepto de calefacción, sino también la comodidad que brinda la creciente industria del pellet.
“Utilizar pellet tiene más ventajas en materia de precio, en forma de almacenamiento y contaminación. Una estufa a pellet se puede programar, entonces hay un tema de ahorro de costos”, destaca este usuario.
El “boom” del pellet y su desafío de convertirse en el combustible del futuro