La disminución de la rentabilidad de inversiones por reducciones en la productividad de diferentes sectores, afectados por una mayor incidencia y frecuencia de eventos extremos como inundaciones y sequías. También ocurren pérdidas o daños de activos, aquejando a inversionistas y al sector de seguros que incurre en mayor pago por indemnizaciones.
Cambio en el valor, niveles de utilización y vida útil de activos intensivos en carbono, por compromisos y políticas que tienen metas establecidas sobre la reducción de emisiones. El logro del nuevo acuerdo global en #COP21, para llegar a la meta global de estabilización climática de 2°C representa que no se podrían quemar hasta un 80% de las reservas de gas, carbón y petróleo de empresas cotizadas en la bolsa. En el sector eléctrico, se estima que no se recuperaría el 40% de la inversión inicial en nueva capacidad generada por combustibles fósiles.
Cambios en patrones de consumo mediante tendencias que reconocen empresas o productos que producen de acuerdo a ciertos estándares. En Inglaterra se ha registrado un crecimiento en la demanda de productos y servicios que generan bajos niveles de emisiones, existiendo en la actualidad más de 28.000 productos certificados respecto a su huella de carbono.
Riesgos reputacionales por invertir en empresas o productos no alineados con objetivos climáticos. A la fecha se registra el compromiso de instituciones e individuos de desinvertir US$2,6 billones en combustibles fósiles. Asimismo, datos recientes indican que el sector bancario percibe riesgos reputacionales relacionados con cambio climático como una fuente importante de riesgos y oportunidades.
Riesgos legales sobre posibles litigios por no haber gestionado bien el riesgo, no difundir información sobre como el cambio climático puede afectar el retorno de las inversiones o el efecto de dichos activos en las condiciones económicas, sociales y ambientales. Un antecedente en esta línea ocurrió en 1998 cuando la industria tabacalera en Estados Unidos firmó el Convenio de Acuerdo General donde se acordó el desembolso de US$207,5 miles de millones en compensación por los daños causados por sus productos. Hoy en día se están desarrollando una serie de precedentes en riesgos legales que afectan principalmente a industrias de combustibles fósiles.
Líderes mundiales incluyendo Barack Obama, el Gobernador del Banco de Inglaterra así como Ministros de Finanzas y Gobernadores de Bancos Centrales del G20 han expresado la necesidad de considerar los impactos del cambio climático en la estabilidad financiera. Estos impactos son complejos y el conocimiento es incipiente por lo que es necesario lograr un mejor entendimiento para lograr una transición apropiada hacia economías climáticamente sostenibles en donde exista un manejo planificado de riesgos climáticos. De hecho, este año en el Consejo de Estabilidad Financiera del G20 se formó un Grupo de Trabajo para la Divulgación de Información sobre Riesgos Climáticos con el objetivo de identificar el tipo de información que el mercado financiero requiere para manejar los riesgos climáticos.
Las cinco razones enumeradas ilustran vías en las que el cambio climático puede afectar el sistema financiero al resultar en activos abandonados. Estos activos pierden su valor de una forma acelerada o no anticipada, convirtiéndose en algunas instancias en pasivos. No obstante, el cambio climático no sólo trae consigo riesgos, sino que también genera nuevas oportunidades de negocio así como nichos donde es posible generar lealtad debido a liderazgo para reducir el riesgo y tener la vanguardia en el abordaje del tema.