Por: Katy Papic.
El mundo ha cambiado, quién lo podría negar?. Ha cambiado muchísimo y a un ritmo vertiginoso. Las personas mayores de 60 años, muy a menudo nos preguntamos cómo hemos logrado adaptarnos a los cambios y más aún incorporarlos en nuestro diario quehacer.
Pero, pese a todos los avances tecnológicos, a la apertura a nuevas realidades sociales, a los avances pequeños, pero reales de la incorporación del adulto mayor en roles y trabajos en que hace unos pocos años atrás, no eran considerados, hay algo que se mantiene inmutable, y es que para un joven de 30 años una persona de 60 es un anciano.
Esta reflexión nace de lo que me contaba una amiga: Ella es una estupenda mujer de 65 años, sumamente atractiva, activa laboralmente, llena de inquietudes. Hace unos días concurrió al consultorio de la Municipalidad de las Condes a efectuarse un chequeo médico. En primera instancia la atendió una enfermera joven que después de hacerle varias preguntas de rigor y tomarle algunos índices corporales, le dice con mucho asombro: Señora usted es autovalente!!!!!.
Bastaba mirar a mi amiga, para saber que es autovalente, pero la exclamación de la joven enfermera nos demuestra cuán vieja la veía ella. Lo mismo pasa con la noticia bastante común, desgraciadamente, de “anciano de 63 años fue atropellado en………”Seguramente el que redacto dicha nota era un periodista veinteañero.
Tiene alguna importancia que los jóvenes vean ancianos en adultos plenamente vigentes? Mi respuesta es un rotundo SI. Tiene una tremenda importancia, porque en la medida que te consideran un anciano, te van dejando de lado en los temas importantes, no te incluyen en actividades que piensan que no son para “ancianos”, no entienden que el corazón no envejece y tantas otras cosa.
La responsabilidad de producir un cambio en esta visión, recae principalmente en nosotros los adultos mayores. Cómo?, comportándonos como seres totalmente autónomos, no tratando de inspirar lástima para conseguir algo, tomando decisiones propias sin una serie de consultas a los más jóvenes, teniendo actividades totalmente independientes de los familiares más jóvenes, manteniendo una actividad física constantes y sobre todo actualizarse permanentemente en todos los temas de actualidad (música, tecnología, economía, sustentabilidad etc.), aunque ello signifique entrar a estudiar materias que no nos son atractivas. Mientras más activos, actuales sanos seamos, la vejez realmente serán los “años dorados” y seguiremos siendo un gran aporte a nuestra familia y nuestra sociedad.
¿Adaptarse a los cambios después de los 60?