Por: Juan Claudio Leiva
Hace tan solo unos pocos días Francia y el mundo entero fue sacudido por los atentados terroristas en París, ciudad en la que a pesar de estar pasando por un triste momento, se realizará a fines de este mes la Conferencia de Partes COP21. Sus orígenes se remontan al año 1992, cuando en Río de Janeiro se realizó la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio climático (CMNUCC). Luego se sucedieron el Protocolo de Kyoto (1997), en 2009 la COP15 en Copenhague, y la COP18 en Doha en Diciembre de 2012. Todas ellas han puesto infructuosamente su foco en un plan de acción cuyo objetivo es el desarrollo sustentable y la protección del medioambiente.
El cambio climático es un hecho que a estas alturas ya no debiese ni siquiera ser cuestionado. Es tan simple como percatarse de que en estos últimos 4 o 5 años, en la zona central de Chile las 4 estaciones han experimentado un desplazamiento en el transcurso de un año completo, si lo comparamos con unos 25 o 30 años atrás. Coincidentemente, hace dos décadas y media se determinó que la temperatura promedio del planeta no podía subir más de 2° C si se quería mantener el mismo estilo de vida, el cual de por sí ya mostraba signos evidentes de deterioro. Este valor no es un capricho, sino que es el resultado de profundas investigaciones realizadas por destacados científicos en aquellos años.
Los últimos veranos, por ejemplo, si bien han comenzado en Diciembre perduran hasta fines de Abril o principios de Mayo, en circunstancias que hace unas 2 décadas atrás culminaban a mediados de Marzo. La temporada de invierno antes era muy notorio su tránsito en los meses de Junio a Agosto, siendo que ahora está transcurriendo aproximadamente en el período comprendido entre Agosto y Octubre. Y sin ir más lejos, la fuerte sequía que este año afectó a ciudades y pueblos de mar a cordillera de la Cuarta y Quinta Región, solo logró ser contrarrestada por intensas lluvias durante el mes de Octubre fundamentalmente, las cuales no se presentaron o fueron muy escasas en los meses previos. Se podría seguir enumerando una lista interminable de hechos similares a los descritos, unos más graves que otros, pero la suma nos muestra con evidencias muy claras que estamos viviendo un momento crítico en el ecosistema a nivel mundial.
Tras el Protocolo de Kioto, que resultó ser un fracaso dentro de otros intentos más que se sucedieron, al tratar vanamente de imponer una sola forma de atacar el cambio climático, a fines de 2013 se llamó a los países participantes a comprometer sus propias reducciones junto con los mecanismos para lograr alcanzar las metas individuales. Si bien lo comprometido por las 146 naciones cubre el 86% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, o dicho de otra forma, 4 veces más de lo que contemplaba el Protocolo de Kioto a fin de limitar el aumento previsto de la temperatura a unos 2,7°C, aún sigue siendo insuficiente, pero sí es bastante menor que los 5 o más grados de calentamiento proyectados si es que no se hubiesen incluidos las INDC o planes nacionales de acción climática.
Por esta razón se están desarrollando intensos movimientos encabezados por el ya exigido Presidente de Francia Francois Hollande a raíz de los ataques del estado islámico, para de una vez por todas lograr salvar la diferencia de temperatura mencionada a pocos días de que se inicie la COP21. Al mismo tiempo, durante las próximas semanas se abrirá en nuestro país una nueva consulta pública para poner en escrutinio el próximo Plan de Acción Nacional sobre Cambio climático, el cual se enfocará en la implementación de medidas concretas para lograr las metas propuestas.
Cuando se selló el Protocolo de Kioto, el objetivo estaba puesto en la mitigación, pero hoy este se trasladó a la adaptación, puesto que hay efectos evidentes que ya no se pueden evitar, pero al mismo tiempo, a poner freno a un calentamiento global de nuestro planeta, puesto que tal como ha señalado un reciente informe del Banco Mundial, si el aumento de temperatura continúa en los ¡próximos 15 años!, una cifra estimada de 100 millones de personas se verán envueltos en la extrema pobreza.
La COP21 podría ser la última oportunidad, y por lo tanto, no puede haber más fracasos en las negociaciones, más aún si se cuenta con el compromiso de reducción explícito de Estados Unidos y China.
Adaptación y freno Mundial al Cambio Climático