No sé si habéis tenido ocasión de viajar recientemente a São Pablo, la Ciudad de México o Bogotá, por citar tres ejemplos latinoamericanos. O en Asia, a ciudades como Bangkong, Dakka o Delhi, todas estas ciudades están colapsadas por el tráfico durante gran parte del día. Esto las hace ineficientes y, a la larga, poco competitivas y / o atractivas para los visitantes. Hoy ya no se puede negar que una ciudad es más eficiente y sostenible si promueve los trayectos a pie y en bicicleta, combinados con los transportes públicos. Además, aparte de los efectos negativos de un tráfico constantemente colapsado sobre la eficiencia y el atractivo de una ciudad, también hay que tener en cuenta los efectos para la salud de los que viven en ella. Y, aunque la frase suene contundente, podemos afirmar que respirar en Barcelona no nos da vida, sino que nos la quita.
Volviendo al documental de Gertten, ¿debemos enfrentarnos a los coches? Quizás la clave consiste en entender lo siguiente: sólo una quinta parte de los desplazamientos en la ciudad de Barcelona se hacen en transporte privado; el resto son en transporte público (el 40%, aproximadamente), a pie (32%) y en bicicleta (un simbólico 1,77%). Y, sin embargo, los vehículos privados ocupan el 60% de la calzada de las calles. Los datos, pues, son claros: los vehículos privados, a pesar de que son una quinta parte, ocupan tres quintas partes del espacio. El equipo municipal del alcalde Trias ya aumentó -ciertamente muy poco a poco- la superficie para los peatones y para las bicicletas, reduciendo los espacios para los coches y para las motos.
En su libro “Partners, not rivals” la decana de la escuela de Derecho de Harvard, Martha Minow alertaba sobre las necesidades de preservar las libertades básicas ante los peligros de privatizar todo. Minow trataba de defender que el enfrentamiento entre público y privado no llevaba a ninguna parte, y lo que se necesitaba era tratar de buscar puntos en común.
En la misma época, aquí en Cataluña, nosotros trabajábamos en el concepto de Estado relacional. Un Estado que reconoce la complejidad y la interdependencia presentes en los problemas sociales y que asume que su resolución sólo se puede llevar a cabo con la colaboración activa de la misma sociedad. En el caso que nos ocupa de la movilidad de la ciudad, el ayuntamiento es un actor social más, ahora bien está dotado de una dimensión específica y ocupa una posición privilegiada para asumir un rol de liderazgo y dinamización de la propia sociedad. El Ayuntamiento de Barcelona es el que ha venido convocando a todos los actores presentes en la movilidad de la ciudad, y que se ha concretado en el Plan de Movilidad Urbana 2013 a 2108.
El actual equipo municipal de Barcelona en Comú propone como uno de los ejes de su actuación en los próximos años “volver las calles peatonales y promover la movilidad a pie y en bicicleta”. No lo tendrán fácil, porque hay muchos intereses contrarios a reducir la utilización de los vehículos privados en la ciudad de Barcelona. Pero, seamos optimistas: sacar la mayoría de los coches de la ciudad no es ninguna quimera. Lo podemos hacer todos juntos en común, si entendemos que nuestras decisiones diarias de transporte inciden en el cambio climático, en nuestra calidad de vida y en nuestra salud.
Artículo publicado el 12 de octubre de 2015 en el Diari Ara
¿Fuera los coches de las ciudades? en @ESADEisocial