Lámparas solares hechas con botellas PET iluminarán zonas rurales de Haití

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Encender o iluminar los espacios a través de la energía es algo de todos los días, por esto suele ser un ejercicio que hacemos sin pensar, algo mecánico para millones de personas en el mundo. Sin embargo, basta con vivir poco tiempo a oscuras para entender el valor de contar con la energía que facilita el día a día.

Se calcula que 1.4 billones de personas en el mundo viven sin luz, solo en América Latina hay 16 millones de personas en esta condición.

Luz solar para quienes más la necesitan. Esto es lo que persiguen los creadores de SULILAB, un laboratorio chileno de iluminación solar, que busca desarrollar soluciones innovadoras para responder a la demanda creciente de acceso a energía en comunidades vulnerables.

La iniciativa inició a partir de un proyecto de investigación para crear productos masivos que incorporaran la energía del sol con un buen diseño y funcionalidad.

Luego de modelar pilotos y de hacer ajustes en materiales, producción, costos, diseño y público final; En 2013 se creó SULI, un módulo o plataforma base de iluminación solar multiuso, que democratiza el uso de las energías limpias e incorpora a las personas como co-creadoras del sistema.


Ximena Muñoz, integrante del equipo que lleva a delante esta iniciativa, señala el propósito que mueve este emprendimiento: “Somos una empresa B pendiente por certificación, tenemos el compromiso social de llevar la luz de SULI a personas que no tienen energía eléctrica o que se encuentran en zonas aisladas. Además queremos  mejorar la calidad de vida de quienes viven en condiciones precarias, dándoles una opción doméstica de calidad, que se carga con el sol, y que puede ser utilizada de múltiples formas”.


En otras palabras, es poner la innovación y el diseño al servicio de comunidades vulnerables para maximizar su impacto social y facilitar su acceso a condiciones de desarrollo.

SULI, la lámpara solar que llega a comunidades alejadas de Haití

Ximena asegura que la elección de Haití se basó en las cifras y el contexto social de sus habitantes: “Encontramos que en el país (Haití) un 75% de la población vive sin acceso a luz, En contraste con otros lugares como Chile, donde el mismo indicador sólo llega a un 2%. Esto nos indicó el camino para conformar, a través de SULI, un proyecto con un impacto social relevante”.

La primera fase para llevar estos dispositivos de luz solar a Haití ya está en marcha y cuenta con el apoyo de América Solidaria, quienes tienen años de experiencia en la intervención y trabajo con la comunidad haitiana.

Según Ximena, “Ya están listas las primeras 85 SULI que se enviarán a Boutin en Haití. La idea es trabajar con los pobladores para enseñarles la mejor forma de utilizarlas. Estamos pensando que en esta primera fase se distribuyan en centros comunitarios, espacios públicos y lugares de entrega de agua potable, por ejemplo”.

Mientras se implementan proyectos comunitarios como el de Boutín, los creadores de este emprendimiento contactan en Chile a entidades públicas y privadas interesadas en implementar iniciativas de innovación social que integren a SULI como una plataforma base de iluminación solar doméstica.

La meta es generar intervenciones en entornos vulnerables acompañando el proceso con educación y empoderamiento social para generar cambios en esas mismas zonas.

@ximebedoya

Ximena Bedoya

ECOLÓGICA

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