Desde hace unos años y coincidiendo con la situación de recesión económica se ha constatado una clara evolución en el sector de las microfinanzas. Si antes de la crisis el microcrédito era un instrumento concebido fundamentalmente para afrontar situaciones de exclusión social, progresivamente se ha ido afianzando su valor, no solo para promover la inclusión social, sino también como instrumento clave para fomentar el emprendimiento y generar riqueza y empleo. Así, la media de puestos creados por las nuevas empresas creadas con microcréditos de MicroBank se sitúa en 2,2 puestos (incluyendo al del propio emprendedor).
Consecuentemente el perfil del beneficiario del microcrédito también ha cambiado y, además de los clientes tradicionales de los programas de microcréditos (personas en riesgo o situación de exclusión social), ahora encontramos mayoritariamente a emprendedores que quieren poner en marcha pequeñas iniciativas empresariales. En este sentido, el perfil del beneficiario de los microcréditos de MicroBank se ha normalizado y corresponde cada vez más al del emprendedor español que recoge, por ejemplo, el informe anual GEM. Se trata mayoritariamente de un hombre (el 59%), español (el 83%), casado (el 59%), entre 36 y 50 años (el 46%), con estudios secundarios (el 42%), que trabajaba como autónomo antes de poner en marcha su negocio (el 44%) y que no había dirigido antes un negocio (el 61%).
Las principales características de las empresas creadas con los microcréditos de Microbank nos dibujan una empresa mayoritariamente pequeña, con un 78% de las empresas sin forma jurídica propia, siendo sus impulsores autónomos. Se trata de empresas mayoritariamente enmarcadas en el capítulo de los servicios profesionales o del comercio minorista, de carácter fundamentalmente local, ya sea de barrio o ciudad, y con una media de beneficios que se sitúa en los 24.818 euros. Si atendemos al funcionamiento de los negocios creados, vemos que la tasa de supervivencia de los negocios abiertos o ampliados a través de un microcrédito sigue presentando los niveles usuales asociados a la microempresa, situándose en un 79%.
Por otra parte, en la presente edición del informe, se ha puesto especial énfasis en analizar las características específicas del emprendimiento protagonizado por las mujeres. Los datos han demostrado que, a pesar de que el perfil de las mujeres emprendedoras es similar al del hombre emprendedor, existen algunas diferencias en lo relativo a las características de las empresas puestas en marcha por unos y otros. Así, las empresas creadas por mujeres emprendedoras suelen ser de menor tamaño y potencial de crecimiento que las creadas por hombres, con un menor potencial de internacionalización, y se sitúan de manera más frecuente en el sector de servicios y en el comercio. Además, las mujeres emprendedoras procedían en mayor porcentaje de una situación previa de paro, lo cual explica el porqué las mujeres suelen emprender más por necesidad que por oportunidad que los hombres.
El Impacto de los Microcréditos. Por Mar Cordobés (@ESADEisocial), Investigadora del Instituto de Innovación Social de ESADE.