Hablamos de Responsabilidad Social Corporativa, Empresarial, Universitaria, Gubernamental, entre otras. Pero muy pocas veces nos detenemos a pensar que todas ellas nacen de la Responsabilidad Social (RS) compartida por un grupo de individuos, y que cada uno de ellos son en últimas quien puede garantizar o no el éxito de la RS.
Una organización puede cumplir con altos estándares internacionales de Responsabilidad Social, actualizar permanentemente su informe de sostenibilidad, crear participativamente políticas, principios, valores y códigos. Tener extraordinarios planes, programas y proyectos de RS. Dialogar con sus stakeholders permanentemente, entre otras acciones. Pero no podrá garantizar el impacto de todo ello, sin el compromiso decidido de las personas implicadas directamente en la organización.
Desde el momento mismo de la selección de personal, la organización debe asegurarse que en el procedimiento se pueda medir el grado de compromiso o no que el futuro trabajador tendrá con la cultura organizacional. Nunca se nos ocurriría contratar como enfermera para un hogar geriátrico, a alguien que no “soporte” a los adultos mayores. De igual manera, nunca deberíamos contratar a una persona que muestre indicios de no llegar a compartir las políticas y principios de RS, establecidos en nuestra entidad.
Es más fácil, por ejemplo, que un trabajador que recicla en su hogar, recicle en el trabajo (aún sin estar siendo supervisado o sin tenerse amonestaciones sino lo realiza). Más altas son las probabilidades de que una persona que realice voluntariado en su tiempo libre desee dialogar con grupos de interés como comunidades y líderes, que una persona que se dedica solamente a actividades más introspectivas.
Con lo anterior no queremos decir que si un trabajador no poseía previamente ciertas actitudes, capacidades o habilidades, no podría asimilar la RS. Simplemente se acota que entre más arraigados sean los principios, valores y costumbres de un individuo, y que estos sean equivalentes a ciertos elementos de la Responsabilidad Social constitutiva de la organización, más fácil le será comprometerse con ellos.
Columna: La Responsabilidad Social del individuo. Por Clara Betancourt @SomosRSD