Este mes de Junio Fundación Cultural MILA en conjunto con Fundación Mujer Levántate y El Taller Carpintero comenzaron un programa en el Centro Penitenciario Femenino, el cual tiene una duración de dos meses y busca entregarle a las participantes conocimientos y habilidades en la carpintería a través del trabajo colaborativo, enseñándoles el oficio y permitiéndoles desarrollarse personal y profesionalmente.
Columna: Inclusión social y Protección infantil en la Privación de libertad. Por: Jonathan Rapaport O. Director Ejecutivo Fundación MILA.
Esta experiencia absolutamente enriquecedora y significativa para nosotros nos ha mostrado los beneficios que trae el 1. Compartir con grupos excluidos a través de una actividad en donde todos somos pares en igualdad de condiciones (bajo la dinámica del taller) y 2. Dar (y no quitar) oportunidades a quienes están lejos de la posibilidad de acceder a estas, y brindar –quién sabe- la alegría de reinsertarse en la sociedad una vez cumplida la condena ejerciendo la carpintería. No obstante lo anterior existe un aspecto de la privación de la libertad que gran parte de nosotros desconocemos, y dice relación con la parentalidad y duelo que sufren los hijos de padres recluidos.
En Chile la población actualmente privada de libertad alcanza a las 52.401 personas. Con una proporción de 280 personas privadas de libertad por cada 100.000 habitantes, Chile es uno de los países latinoamericanos con la tasa más alta de prisionización (Gendarmería, 2008). Según cifras de la UNICRIM (2007), cerca del 70% de la población penal chilena tiene al menos un hijo. Si a esto le sumamos que el 84% se concentra en los quintiles de ingresos I y II (los más pobres del país) nos encontramos con una situación de vulnerabilidad que afecta de manera alarmante a una parte no menor de la población infantil.
El aumento de los delitos violentos y la sensación de inseguridad de la población han generado que se desarrollen políticas de seguridad desde dos grandes perspectivas: 1. El control de la criminalidad y 2. La prevención. Sin embargo estas estrategias no han sido suficientes por si solas para abordar los factores que influyen en el crimen y la delincuencia. Por otra parte el panorama mundial en materia de seguridad indica una clara orientación al endurecimiento penal, el cual se refleja en el uso de la cárcel como la estrategia más frecuente de castigo, incluyendo delitos no violentos.
¿Cómo afecta esto a la parentalidad? De acuerdo a NCOFF (2000), las tasas de encarcelamiento han ido aumentando, al mismo tiempo que el número de niños que viven en hogares sin sus padres. Esto conducirá a un aumento en las tasas de delincuencia a largo plazo, debido al aumento de factores sociales que contribuyen al delito, tales como familias desintegradas que necesitan obtener recursos o la sustitución, en el tráfico de drogas, de los jóvenes delincuentes encarcelados. Esto ha influido en una gran cantidad de autores quienes enfatizan que el abordaje efectivo de la delincuencia y la criminalidad pasa por el desarrollo de políticas públicas con énfasis en la protección social, la generación de empleos estables y el apoyo específico a las familias más vulnerables, acercándose a la visión de la CEPAL (2009) quien entrega su perspectiva integral de la seguridad, estimando que es necesario generar vínculos entre las redes sociales de base y las gubernamentales, para darle énfasis a la tarea de prevención.
Nosotros, desde MILA, entendemos la importancia de continuar nuestra labor, vinculando grupos marginados con sectores más protegidos, a través de talleres y actividades experienciales y significativas, educando de manera no formal y desaprendiendo conductas estereotipadas y de exclusión, haciendo un llamado a todos los interesados en ser parte de este gran movimiento que pretende mejorar el mundo con pequeñas acciones.
Para cerrar dejo esta cita de Crawford (2004), esperando que genere por lo menos el interés de cuestionarse en unos lo que ya nos molesta a otros. “El concepto de tolerancia cero es una designación errónea. No implica la rigurosa aplicación de todas las leyes, que sería imposible –por no decir intolerable-, sino más bien una imposición extremadamente discriminatoria contra determinados grupos de personas en ciertas zonas simbólicas. ¿Dónde está la tolerancia cero de los delitos administrativos, el fraude comercial, la contaminación ilegal y las infracciones contra la salud y seguridad? En realidad, sería más exacto describir las formas de actividad policial realizadas en nombre de la “tolerancia cero” como estrategias de “intolerancia selectiva”.