Cada vez más el consumo consiente moviliza a las empresas para que gran parte de su innovación esté enfocada en llevar al mercado productos con atributos sustentables visibles, medibles y concretos.
A su vez el avance de ciertas industrias en estos temas propone estándares más desafiantes, e incentiva a que los consumidores empiecen a evaluar sus decisiones de compra considerando si las marcas tienen o no prácticas responsables por ejemplo en el uso del agua, energía, materiales de empaque, distribución y en general en todo su ciclo productivo.
Es común que las inversiones en innovación no sean percibidas por los consumidores finales, a continuación presentamos tres ejemplos de buenas prácticas donde una vuelta de tuerca por parte de las empresas hace que sea posible optar por productos más sustentables:
1. ECOALF, LA MODA CON MATERIALES INUSUALES: Esta empresa propone la creación de ropa de calidad, a la par de las grandes casas de diseño globales, a partir de la reutilización de materiales que usualmente son desechados por cualquier industria como las redes de pesca abandonadas, las botellas de plástico o los neumáticos viejos.
Por ejemplo, con procesos de limpieza y trituración de botellas de plástico obtienen fibras de poliéster que luego son utilizadas para desarrollar tejidos, etiquetas, cordones, correas para sus productos de moda. Una forma innovadora para ocuparse de las más de 200 mil millones de botellas que no son recicladas anualmente.
2. EFICIENCIA EN LA HIGIENE PERSONAL Y FAMILIAR: A partir del uso de tecnologías para reducir la huella ambiental en productos de consumo masivo P&G desarrolló tecnologías para su marca de pañales Pampers con el fin de remover el exceso de aire que había en su materia prima, logrando una reducción de un 20% del volumen en cada pañal. Esto significa una disminución en promedio de un 12% en los residuos sólidos de todo el ciclo de vida del producto.
Algo similar se implementó con la marca de toallas femeninas Naturella, que aplicó innovación para reducir en un 20% los materiales de empaque del producto logrando además una reducción del 80% de sus emisiones de CO2 en sus procesos de fabricación.
3. ENERGÍA LIMPIA PARA LOS VINOS: El proceso de refrigeración necesario para la producción del vino durante temporadas de verano usualmente exige un uso intensivo de gas, electricidad o petróleo. Esto ha sido revertido a partir de un proyecto desarrollado por la Fundación para la Innovación Agraria de Chile que impulsa el uso de energía solar en la industria. La viña Miguel Torres implementó este desarrollo en sus procesos de refrigeración lo cual significa un potencial de reducción de energía convencional de casi un 99% lo cual disminuye en paralelo la huella de carbono de sus vinos.
De esta manera se demuestra que la mayor contribución al medio ambiente que las compañías pueden hacer es ayudar a los consumidores a reducir su huella ambiental a través de productos innovadores que aprovechen la experiencia en investigación, desarrollo y conocimiento para transformar y movilizar al mercado.
El paso siguiente es que las decisiones de compra cotidianas incluyan consideraciones sobre cómo están hechos los productos para así incentivar a las empresas a que vayan por más en temas de innovación para la sustentabilidad.
Publicación patrocinada por P&G. Las opiniones vertidas son responsabilidad de Diariosustentable.