El desafío ambiental y rol del consumo consciente. Chile produce 16,9 millones de toneladas de basura al año según la última encuesta de hábitos reciclaje de Adimark, en otras palabras cada chileno produce en promedio más de un kilo de basura al día. Lo que pocos saben es que cerca de un 90% de estos residuos podrían ser reutilizados o destinados a tratamiento para reducir su impacto ambiental.
El desafío probablemente está en despertar la consciencia individual para asumir la responsabilidad por la gestión final de los desechos que quedan al consumir los productos que compramos a diario. El foco natural en este punto es incentivar el reciclaje o las distintas y variadas formas para reutilizar gran parte de los empaques que sobran luego de consumir los productos que adquirimos.
Una vía adicional, que no reemplaza al reciclaje, pero que potencia el impacto de la protección del ambiental es incluir en las decisiones de compra el criterio de evaluar qué tan responsables son las empresas al utilizar materiales para empacar sus productos y cuánto de su compromiso ambiental se está traspasando a inversión en lo que se conoce como Smart Packaging.
En este punto los consumidores son una fuerza muy potente, sobre todo cuando hablamos de productos de uso diario, que son a su vez los que potencialmente aumentan los kilos de basura no tratada al final de la cadena. El consumo consciente funciona a partir de tomar decisiones de compra con información y criterios que involucran variables más allá del precio.
Por ejemplo, en Estados Unidos, Suecia e India se realizó el estudio Packaging 2020, que consultó la opinión de más de 1500 consumidores quienes en su mayoría señalaron que están dispuestos no solo a considerar sino a exigir mayores controles de calidad y legislación estricta en temas de medio ambiente y materiales para empaques y embalajes de productos.
El precio del producto era la variable prioritaria a evaluar, sin embargo en la medida en que aumenta la consciencia y las consecuencias ambientales se hacen más notorias, los mercados y empresas reciben cuestionamientos sobre la eficiencia en la cadena de valor de sus productos y la inversión real en materiales y uso de tecnología que reduzca el impacto final de los productos y empaques.
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En este escenario, es necesario que las compañías de consumo masivo proporcionen productos de calidad que incluyan en su proceso productivo atributos de sustentabilidad y eficiencia ambiental, incluso en sus empaques y en la gestión operativa de toda su cadena de valor.
Un buen ejemplo de este tipo de iniciativas es el plan que realiza P&G para optimizar todos los recursos utilizados en sus procesos productivos, tomando el desafío de disminuir significativamente los residuos reutilizando los materiales de una manera innovadora para reducir su impacto ambiental y por ende el de sus consumidores.
El reciclaje es un hábito importante, sobre todo en comunidades con altos índices de consumo, a su vez las decisiones informadas y preferir productos teniendo en cuenta criterios sustentables puede hacer la diferencia en la transformación de un mercado mucho más consciente y sustentable.