Hoy usamos el equivalente a 1.5 tierras para satisfacer nuestras necesidades de recursos naturales, demorándose la tierra 18 meses en renovarlos. Si esta tendencia continúa, para el año 2030 necesitaremos 2 planetas.
Estamos forzando a la tierra a renovar sus recursos en un ciclo más acelerado, logrando así talas indiscriminadas, el agotamiento de las fuentes de agua dulce y la emisión y acumulación de dióxido de carbono en la atmósfera, el cual acelera el proceso natural de cambio climático.
Efectivamente el cambio climático es un proceso natural de la tierra, el cual antes de la Revolución Industrial se atribuía a causas como erupciones volcánicas y cambios naturales en las concentraciones de gases de efecto invernadero (GEI).
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De acuerdo al gráfico anterior, las mediciones realizadas en los últimos 800.000 años demuestran que el aumento y disminución de las en las temperaturas (blanco) y su relación con las variaciones de los niveles de CO2 (azul) es directamente proporcional.
Sin embargo, el aumento exponencial de los niveles de CO2 desde el año 1700 y por consiguiente las alzas en las temperaturas se deben indudablemente a los GEI producidos por actividades humanas. Los efectos causados por este aumento no pueden ser explicados por causas naturales, especialmente el aumento exponencial de la temperatura que se está experimentando desde la segunda mitad del siglo XX.
El año recién pasado fue el 38vo año consecutivo con una temperatura global por sobre el promedio y 13 de los 14 años con las temperaturas más altas se han registrado en este siglo.
Tormentas extremas, sequías, aumento del nivel del mar, incendios incontrolables y las consiguientes crisis económicas e incluso políticas son algunos de los efectos que podemos percibir a consecuencia de estos eventos climáticos cada vez más frecuentes e intensos.
De acuerdo a distintas fuentes, el rango de variación de la temperatura es del orden de ±5°C, localizándonos actualmente en el extremo superior de éste. 4 grados más derretirían casi todo el hielo del planeta, la vida en los trópicos sería casi imposible y las fuentes de agua dulce se verían inundadas por agua salada proveniente del aumento del nivel del mar.
Desde 1992 la ONU celebra anualmente una Cumbre sobre el Cambio Climático. En noviembre de 2014, en el marco de tal cumbre, se realizaron multitudinarias marchas en todo el mundo, un mundo que está cada vez más consciente de que el cambio climático es algo real. Quizás estamos tomando conciencia de lo que nos dijo en 1994 el desaparecido astrónomo Carl Sagan: “Preserva y aprecia ese pálido punto azul, el único hogar que conocemos”.
Columna: La realidad del Cambío Climático. Por Gabriela Sabadini, Leed AP BD +C.
