El cambio climático y el sesgo del presente. Esta columna fue originalmente publicada en el Blog Cambio Climático del Banco Interamericano de Desarrollo (BID)
* Por Johan Yugar, ganador del concurso de blogueros
A pesar de que es un impresionante triunfo de la evolución, nuestro cerebro, de cuando en cuando, muestra también sus falencias. Una de estas falencias es que tenemos serios problemas cuando se trata de tomar decisiones que involucren al futuro. Somos muy malos previendo nuestras preferencias futuras, o estimando las posibilidades reales de que cumplamos nuestros objetivos. Somos también muy malos estimando el valor futuro de las cosas o, en todo caso, tenemos un sesgo que nos lleva a favorecer la gratificación inmediata.
De estas inconsistencias temporales se originan algunos comportamientos perniciosos y persistentes, tanto en lo personal como en lo social. En este momento entendemos plenamente que el Cambio Climático es real, que tiene directa implicación con nuestras actividades, y que solamente cambios drásticos en nuestras prácticas nos permitirán evitar lo peor de sus efectos . Aun así, este sesgo del presente nos lleva a subestimar los efectos futuros y postergar las urgentes y necesarias acciones.
La importancia del Cambio Climático como amenaza a nuestro futuro está muy presente en la opinión pública. Mediciones como el Eurobarómetro , o este estudio de la Universidad de Yale prueban que cada vez más gente entiende que el Cambio Climático es la amenaza más importante para nuestro futuro individual y colectivo.
Este incremento en la concientización del público no se ha traducido en nuevas políticas públicas que lleven a reducciones de emisiones de la intensidad necesaria, ni tampoco han motivado los cambios personales que se esperarían, excepto en una pequeña parte de la población.
El sesgo del presente es parte de lo que hace tan difícil de combatir al Cambio Climático. Se nos pide tomar medidas y hacer sacrificios en beneficio de nuestro yo futuro, pero a pesar de lo mucho que quiero a ese sujeto, preferiría que él se ocupe de sus propios problemas (y si es posible, también de los míos). El sesgo del presente nos coloca en ese camino de inacción, en el que la duda nos lleva a no tomar medidas, y en el que vemos los problemas como ajenos y distantes.
¿Y qué podemos hacer?
Pues podríamos aplicar a este tema algunos de los consejos que usualmente dan los psicólogos a los procrastinadores.
1 Establecer metas claras. Uno de los problemas con las negociaciones dentro la UNFCCC es que se están buscando compromisos globales de reducción, y aunque este podría ser el modo más efectivo de actuar en el largo plazo, esta discusión ha paralizado a los países y evita que estos adopten metas de reducción nacionales o regionales.
2 Buscar el lado positivo. Las medidas que necesitamos pueden resultar traumáticas para nuestras economías. El beneficio de largo plazo es difícil de visualizar. Sería bueno poner énfasis en los beneficios más inmediatos de las medidas, como la reducción de costos en salud u otros beneficios económicos que se desprenden de planes que reduzcan la circulación de vehículos .
3 Dejar de poner excusas. Nos gusta justificarnos, esto nos ayuda a vivir con nuestras decisiones o la falta de estas. Pero la falta de consensos amplios ya no puede ser vista como una excusa válida para no tomar acción. Los acuerdos bilaterales o aun las reducciones voluntarias incrementan la presión sobre los otros países y hacen más probable un acuerdo global. La falta de acuerdos validos es una excusa cada vez menos justificable para no tomar acción.
Al igual que en lo personal, también en lo social podemos lograr pequeños triunfos que nos permitan superar el sesgo y empezar un ciclo virtuoso que no lleve a las medidas que necesitamos.
Johan Yugar (Bolivia, 1982) es un divulgador científico, lector ávido, escritor ocasional, y desde hace unos años activista ambiental. Trabaja con la fundación Futuro Cercano y el Movimiento TierrActiva, concientizando sobre la importancia del Cambio Climático y promoviendo soluciones sustentables a nuestros acuciantes problemas ambientales.
Esta columna fue publicada originalmente en el Blog Hablemos de Cambio Climático y Sostenibilidad del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).