Carpintero que regala juguetes fue reconocido como Héroe 2014 @nuevosheroes
Enrique Fernández, un encantador pensionado de Putaendo Chile, que cada año talla con sus propias manos juguetes de madera para regalarle a los niños, resultó elegido Nuevo Héroe 2014, premio que por quinto año consecutivo entrega la Caja de Compensación Los héroes a personas que de manera anónima contribuyen con su comunidad.
Más de 20 mil personas conocieron las historias de los nueve finalistas y votaron por su candidato favorito a través de la web. Los héroes que recibieron el Premio Votación Popular fueron María Teresa Madrid, la ariqueña que creó un Santuario para proteger a los picaflores (categoría adulto) y Diego Aguilera, el estudiante de enfermería que a través del Circo Kalapurka ofrece un espacio de recreación y esparcimiento a niños y adolescentes de Copiapó (categoría jóvenes). La mayor cantidad de votos para la categoría adulto mayor también fue para el finalista de Putaendo, quien obtuvo más de 5 mil votos.
El Nuevo Héroe 2014 recibió un premio de $1.000.000 y se convirtió en embajador de esta iniciativa, que es parte del programa de responsabilidad social de Los Héroes. Por su parte, los finalistas que obtuvieron más votos a través de la web obtuvieron un reconocimiento de $250.000 cada uno.
Estas son las historias de los finalistas que llegaron a la última etapa de la selección de esta iniciativa:
Finalistas Categoría Joven:
Williams Cuevas, Iquique. El no tener visión no ha sido un obstáculo para cumplir sus sueños, por imposibles que éstos parezcan. Gracias a su espíritu de lucha, es programador informático, bloguero, músico, deportista y papá. Junto a su señora que también es no vidente, son activos participantes de su comunidad, convirtiéndose en ejemplo para los habitantes de Iquique.
Catalina Rojas, Antofagasta. Motivada por la falta de información y el trato hostil hacia los inmigrantes, esta asistente social de Antofagasta elaboró una Guía de Orientación y Asesoría, que contiene los derechos y deberes que tienen las personas extranjeras que ingresan al país, con el objetivo de favorecer su acceso y facilitar su integración a la sociedad.
Diego Aguilera, Copiapó. Este joven estudiante de enfermería mantiene y dirige el Circo Kalapurka, para que niños y jóvenes de Copiapó y sus alrededores tengan un espacio de esparcimiento, recreación y desarrollo artístico, dándole un nuevo sentido a sus vidas. En sus rutinas desarrollan trabajo en equipo, entrenamiento físico, solidaridad y conciencia social, ya que además visitan a niños enfermos en los hospitales.
Finalistas Categoría Adulto:
Mario Maturana, Curacaví. A través del ajedrez, este profesor de la Escuela Municipal de Ajedrez de Curacaví, les entrega a sus alumnos herramientas de razonamiento lógico matemático, las que han tenido resultados concretos en sus vidas y en su desempeño académico, mejorando su concentración, estrategia y planificación. Mejores notas y buenos resultados en el Simce, lo han llevado a contar con el reconocimiento de sus pares y de toda la comunidad.
María Teresa Madrid, Arica. Gracias a su esfuerzo y preocupación por el medioambiente, la comunidad de Arica cuenta con un Santuario del Picaflor, el que creó hace más de una década ante la inminente extinción de esta ave. Este verdadero oasis es un espacio para que estudiantes, científicos, familias y turistas puedan contemplar las aves y aprender, con su ejemplo de vida y trabajo, a cuidar y respetar la flora y fauna de la región.
Maritza Bustos, Santiago. Tras el diagnóstico de su hijo Matías, buscó alternativas de tratamiento para el autismo hasta encontrar una novedosa e innovadora terapia basada en el manejo conductual y una dieta especial, que mejora la comunicación, las habilidades sociales y la autonomía de niños y jóvenes. Hoy cuenta con un centro de atención en la comuna de Maipú, que acoge a familias que no pueden financiar los altos costos que tienen estos tratamientos en otras instituciones.
Finalistas Categoría Adulto Mayor:
Enrique Fernández, Putaendo. Desde hace más de 50 años y a pesar de su delicado estado de salud, fabrica juguetes de madera para los niños de Putaendo. Sin importar edad o condición social, cada Navidad talla con sus propias manos animales, trompos y camiones de madera, trabajo en el cual involucra a sus hijos y a sus vecinos, quienes se sienten orgullosos de esta iniciativa.
Maria Olivia Petit, Hualpén. Desde hace más de dos décadas mantiene con mucho esfuerzo una escuela que acoge a más de 100 niños vulnerables de Hualpén. Con los pocos recursos que le quedan de su familia y escasos subsidios externos, se ha hecho cargo de la educación, alimentación y, en muchos casos, de la mantención de niños de 2 a 14 años, cuyos padres no están en condiciones de asumir esta responsabilidad. A sus 77 años su máxima preocupación es quién se hará cargo de sus pequeños cuando la salud no le permita seguir con esta iniciativa.
Valentín Astroza, Panguipulli. Utilizando el ancestral sistema, encuentra napas de agua en las tierras de Panguipulli, tan sólo con dos varillas. De manera desinteresada recorre localidades aisladas buscando agua en sectores donde no llega el servicio potable. La comunidad lo reconoce como un tesoro humano viviente por mejorar la calidad de vida de sus vecinos.