Durante los últimos años, muchas ciudades europeas han tomado medidas para evitar problemas tales como la concentración del tráfico y la contaminación. Barcelona (España) no ha escapado a esta problemática y ha emprendido una serie de acciones que pretenden favorecer una movilidad más sostenible.
Esta columna fue originalmente publicada en el Blog Ciudades Emergentes y Sostenibles del Banco Interamericano de Desarrollo BID.
Entre ellas, destacan las políticas e inversiones de apoyo al uso de la bicicleta en la ciudad. Ejemplos de estas medidas son la implantación del Bicing, un sistema de transporte público en bicicleta, que ya cuenta con prácticamente 100.000 abonados y más de 10 millones de usos anuales; o la construcción de carriles bici y rutas verdes en la ciudad, que ha experimentado un incremento sustancial en los últimos años, pasando de 140 km en 2008 a 187 km en 2012.
Estas medidas han contribuido a un incremento sustancial en el uso de la bicicleta, tanto pública como privada. Según el Barómetro Anual de la Bicicleta, el 28,8% de los usuarios en Cataluña afirma utilizar la bicicleta al menos una vez por semana–un 12% más que hace 6 años–y un 40% son propietarios de una bicicleta urbana–un 21% por ciento más que hace 6 años.
No obstante, esta tendencia positiva ha venido acompañada de un problema que va en aumento: los robos de bicicletas. En los últimos años las personas que han padecido en alguna ocasión el robo de su bicicleta han aumentado del 18,4% al 26,4%. Ante esta situación, la mayor parte de usuarios considera que debería crearse una red de aparcamientos vigilados porque los aparcamientos abiertos son más susceptibles al robo o vandalismo.
Ante esta problemática, la Fundación Formació i Treball (Formación y Trabajo) ha impulsado el BiciPark, un modelo de aparcamiento de bicicletas vigilado, que apuesta por la sostenibilidad ambiental y la inclusión social. La principal novedad de este modelo es la colaboración público-privada para apoyar un modelo que potencia la movilidad sostenible y, al mismo tiempo, potencia la formación y ocupación de jóvenes en riesgo de exclusión social.
Por un lado, el Ayuntamiento de Barcelona ha cedido espacios de titularidad pública en desuso para la ubicación de los aparcamientos. Estos espacios requieren un mínimo de 350 metros cuadrados para poder aparcar 215 bicicletas y están protegidos por una valla perimetral, que cuenta con una doble puerta de acceso informatizado. Por otro lado, la Fundación gestiona la actividad, que no sólo implica la vigilancia, sino toda una amplia oferta de servicios para los ciclistas urbanos: taller y reparación, venta de accesorios, venta de bicicletas de segunda mano reparadas, sistemas de registro y marcaje de bicicletas y alquiler de bicicletas. Esta oferta no sólo contribuye a la viabilidad económica del proyecto, sino que además permite que los jóvenes en situación de vulnerabilidad que trabajan en el BiciPark adquieran una formación técnica, mecánica y comercial, que favorece su futura inserción laboral en este sector.
El primer BiciPark de la ciudad de Barcelona se abrió en abril de 2014 y cuenta con una capacidad para más de 700 bicicletas. Además de la oferta de servicios antes descrita, se está planificando la introducción de innovaciones que pueden hacer del BiciPark una referencia a nivel europeo. Una de ellas es la introducción de un sistema de recarga para bicicletas eléctricas con energía renovable generada con paneles fotovoltaicos. Otra novedad es la introducción de un sistema de monitorización vía GPS en las bicicletas alquiladas que permita obtener información de interés para el diseño y planificación de rutas urbanas y turísticas en bicicleta.
Gracias a la buena acogida ciudadana y al impacto social positivo de este proyecto, desde el consistorio de Barcelona ya se están identificando nuevos espacios en la ciudad para ampliar la red de aparcamientos vigilados que pueda complementar los otros sistemas de aparcamiento ya existentes.
En la mayoría de las ciudades América Latina y el Caribe, el tráfico y la contaminación del aire son problemas que se han agravado en los últimos años con el crecimiento de las ciudades. La movilidad en bicicleta ofrece claras ventajas para la ciudad, gracias a sus efectos sobre la ordenación del tráfico y la reducción de la contaminación. Es evidente que la promoción de la bicicleta por sí sola no es suficiente para resolver esta problemática, pero proyectos de emprendimiento social e inclusivo como el de BiciPark son perfectamente replicables en aquellas ciudades donde se pretenda promover la movilidad en bicicleta.
Pablo Sánchez es miembro fundador de Roots for Sustainability (R4S), empresa social que crea conocimiento y fomenta la creación de negocios inclusivos, especialmente en el campo ambiental. Es Doctor en Organización de Empresas por la Universidad Politécnica de Cataluña y Licenciado en Economía por la Universidad de Barcelona. Ha participado en proyectos con el FOMIN, el BID, el IFC y ha trabajado para el Center for Business in Society del IESE Business School, el Instituto de Innovación Social de ESADE, así como para agencias regionales de desarrollo empresarial y diversas instituciones privadas. Su experiencia se centra en el campo del desarrollo de negocios inclusivos, el emprendimiento social y la gestión estratégica de la RSE.