En estos tiempos en que Chile mira los acuerdos con suspicacia, la Tercera Región ha dado un paso ejemplar: constituyó su Consejo Hídrico. Este órgano, convocado por el Intendente, señor Miguel Vargas, está integrado por las más altas autoridades locales, incluyendo a la Presidenta del Senado, todos sus parlamentarios, Seremis, alcaldes, representantes de los pueblos coya y diaguitas, empresarios agrícolas, mineros y sanitarios, Organizaciones de Usuarios, entre muchos otros actores.
El propósito de la iniciativa es contar con un cuerpo intersectorial donde debatir y acordar medidas que permitan tomar decisiones de interés público, conociendo las implicancias que tienen para cada sector.
Desde Casa de la Paz nos sentimos muy orgullosos de haber sido invitados a diseñar metodológicamente la iniciativa y a facilitar el primer encuentro. Estamos convencidos que constituir una comunidad en la cual están representadas las distintas visiones y legítimos intereses, es el único camino a seguir. El Consejo deberá compartir un diagnóstico, acordar un plan de acción y definir mecanismos para resolver sus controversias.
Desde nuestro punto de vista, la clave del éxito está con construir un estado de ánimo en que los distintos actores no se focalizan en defender su “pedazo de la torta”, el cual, por la información disponible, sería cada vez más chico, sino en optimizar la oferta, buscando mecanismos para aumentar la cantidad y calidad del recurso hídrico, así como optimizar la demanda. Para ello, conocer las prioridades de cada sector, así como sus espacios de mejoramiento disponible, permite construir acuerdos que dejen a todos los participantes mejor que antes de estos, a la vez que se respeten los derechos y las prioridades establecidas tanto en la propuesta de la Presidenta Bachelet, como en la Resolución 64/292 de las Naciones Unidas donde se reconoce explícitamente el derecho humano al agua potable limpia y al saneamiento.
Después de escuchar a los cinco expertos que nutrieron el debate, los presentes constataron que las cosas no están tan mal como se pensaban: están peor. Efectivamente en todo el planeta la escasez es cada vez más aguda; existe una situación de creciente competencia de los diferentes usos; la solución tiene complejas implicancias sociales, políticas, ecosistémicas y productivas; los derechos de muchos actores están siendo vulnerados; existe incerteza sobre el impacto del cambio global del clima, así como del resultado de las medidas que se adopten. Chile agrega sus particularidades: la información está incompleta, obsoleta y dispersa; existe desconocimiento sobre la titularidad de los derechos de agua; se debate el actual sistema de propiedad, el cual demostró ser perverso; la institucionalidad estatal tiene debilidades estructurales; las organizaciones de usuarios presentan precariedad en su cobertura, su capacidad profesional y la representatividad de sus asociados, entre otras.
En este complejo escenario, el Consejo no sólo debe tomar sabias decisiones, sino estar dispuesto a revisarlas cada vez que la información disponible muestre un inesperado efecto no deseado, o un error en el diagnóstico inicial.
El Consejo Hídrico de Atacama está siendo observado como un laboratorio no sólo por las demás regiones de Chile, sino también por todos los centros de investigación internacionales, ya que la agobiante situación de escasez posiblemente se presentará con cada vez mayor frecuencia en todo el planeta. De ahí la necesidad de generar un sistema de gobernanza interna eficaz y generar propuestas sustentables y factibles. Así de simple.