El Estudio “Derechos Humanos y Empresas: Desafíos para la inclusión de migrantes en Antofagasta”, elaborado por Fundación Casa de la Paz con apoyo del Servicio Jesuita a Migrantes y la Embajada de Canadá, da cuenta de la falta de información para este colectivo y del rezago de Chile en materia de políticas migratorias adecuadas y accesibles.
La gran mayoría de las personas migrantes que llegan a la Región de Antofagasta lo hacen en busca de mejores oportunidades, pero deben enfrentar discriminación y grandes barreras a la hora de integrarse al mercado laboral. Algunos de estos impedimentos son la falta de información adecuada de ofertas o procesos de selección y valoración de sus competencias técnicas o profesionales.
Además, una vez que encuentran trabajo, los migrantes en ocasiones son víctimas de abusos laborales y no cuentan con herramientas adecuadas para defenderse debido principalmente a desinformación acerca de regulación migratoria y leyes en general, al tiempo que sus compañeros no siempre los acogen.
Estas son algunas de las principales conclusiones del Estudio “Derechos Humanos y Empresas: Desafíos para la inclusión de migrantes en Antofagasta”, que Fundación Casa de la Paz elaboró con el apoyo técnico del Servicio Jesuita a Migrantes y financiado por el Fondo canadiense para iniciativas locales de la Embajada de Canadá.
Para Hélène Mayrand, Segunda Secretaria de la Embajada de Canadá en Chile “es importante que haya iniciativas como la de Casa de la Paz y el SJM para fomentar el compromiso hacia la protección de los derechos de los migrantes, su inclusión y valorar esta diversidad cultural en el mundo laboral. Canadá otorga una gran importancia a la interculturalidad y la inclusión, teniendo en cuenta que el 20% de la población total del país, nació fuera de sus fronteras. Como canadienses, creemos que somos más fuertes no a causa de nuestras diferencias, sino como consecuencia de ellas”.
El contenido de la investigación incluye análisis de estadísticas, estudios académicos, reportes internacionales y prensa, junto a los resultados de 19 entrevistas a expertos en temas migratorios y de inclusión social y laboral; asimismo da cuenta de una contextualización del enfoque de derechos aplicado a este colectivo y luego aborda el rol de empresas frente al respeto a los DDHH, a partir de los Principios Rectores de la ONU.
A continuación, en una caracterización de los migrantes en la II Región, se indica que aquí se concentra el segundo mayor porcentaje de ellos (después de la Región Metropolitana) a nivel nacional, superando al 10% del total de la población. Se destaca igualmente que Antofagasta ha experimentado un fuerte crecimiento de migrantes desde 2014 a la fecha, y que la mayoría proviene de Bolivia, Colombia, Perú y en menor medida de Ecuador y Venezuela. La población migrante de Antofagasta, es mayoritariamente joven, ya que más del 50% tiene entre 15 a 34 años de edad. De ellos cerca del 75% tiene formación media completa o superior, sin embargo, se dedican mayoritariamente a trabajos para los cuales se encuentran sobre calificados y que corresponden a las áreas de comercio, construcción, salud, gastronomía, aseo y/o servicios domésticos, transporte, servicios de lavado de vehículos y bencineras.
A respecto, el director del Servicio Jesuita a Migrantes, Pablo Valenzuela, destaca que “para promover y proteger los derechos de las personas migrantes que vienen a Chile y a sus familias, es fundamental trabajar en los primeros espacios de acogida como son: el trabajo, la escuela, los servicios públicos, etc. Este estudio nos ayuda a comprender las dinámicas, de exclusión o inclusión, que se producen en estos espacios y en una de las regiones con mayor porcentaje de personas migrantes en el país”.
De cara a la inclusión laboral de este colectivo, la mayoría de los abusos contra los DDHH que enfrentan los migrantes en Antofagasta provienen de condiciones de trabajo inadecuadas y compensaciones injustas. Los expertos entrevistados también mencionaron la práctica “del estado de ánimo”, es decir, que el ejercicio de los derechos de los migrantes se encuentra muchas veces sujeto a la disposición y arbitrariedad de terceros, es decir, personas en posiciones de poder respecto de ellos.
En este sentido, la Jefa del Proyecto y profesional de Casa de la Paz, Magdalena Morel, concluye que “para las empresas, el desafío es comprender que las implicancias asociadas a no respetar los derechos de los migrantes son cada vez mayores. Es por ello que algunas empresas ya están optando por ver esto no sólo como un riesgo frente al cual se debe tomar una posición reactiva, sino que están apreciando la interculturalidad y la diversidad como valores que aportan al negocio”.